martes, enero 13, 2009

Soñar las montañas

Se ha dicho casi con elocuencia que esta ciudad (Monty) es una alcoba entre montañas. Las montañas no duelen como sí el silencio de los cientos de miles de coches, como sí el fervor de quienes barruntan el siglo y miran de soslayo.

De pronto en Monty hay mañanas buenas: manzana y canela en los pómulos. Y las montañas son un abrazo paterno que no tiene más que sus ojos y su boca y veredas por el cuerpo.
Soñé que la montaña ardía.

1 Comments:

At 9 de febrero de 2010, 6:40 p.m., Blogger ángel said...

Ha sido un gusto descubrir tu blog, y leer estos ecos alfonsinos en tu prosa poética.

Un gusto andar por aquí, por estas cumbres ensilladas.


Saludos...

 

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